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Elogio de la low-tech. Historia y estética de las artes electrónicas en América Latina.  Rodrigo Alonso
Elogio de la low-tech. Historia y estética de las artes electrónicas en América Latina.
Rodrigo Alonso


número 14 | diciembre 2016
reseñas
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Rodrigo Alonso. Elogio de la low-tech. Historia y estética de las artes electrónicas en América Latina. Buenos Aires, Luna Editores, 2015, 398 páginas.

Julia Elena Sagaseta (UNA)

 

Experto en artes tecnológicas, investigador, docente, curador con experiencia en el país y en el exterior, Rodrigo Alonso es una figura prestigiosa y este libro era necesario. Armado a partir de artículos publicados en diversos medios nacionales e internacionales, se presenta ahora en una edición bilingüe, con abundante material gráfico y muy cuidada.

Si bien el título haría pensar que se centra en la low-tech, es el subtítulo lo que da el tema del libro. Empieza haciendo un boceto de historia del arte tecnológico: piezas con neón, investigación óptica, cinetismo, ambientes lumínicos, multimedia, desmaterialización, arte informático, sistemas, interfaces, redes, experimentación electrónica, telemática, robótica, bio arte.

Sigue una historia de la tecnología en el arte en el país con los primeros cruces del arte argenino, la ciencia y la tecnología. Los comienzos en los 50 y la experimentación de los 60 y en particular en el Di Tella en la que se detiene, los artistas cinéticos, la era de los medios de comunicación, los orígenes del video arte en la Argentina, el paradigma científico en el conceptualismo de los 70, los artistas del CAYC, la consolidación del video como medio en los 80 y 90, el desarrollo del videoarte, las incursiones en el universo digital. Se va a detener también en el video arte y la video danza en América Latina.

Un capítulo es el del título del libro y allí estudia eventos del Di Tella y a Nam June Paik. Señala que “partiendo de tecnologías elementales o perimidas las obras low-tech enfatizan el discurso estético, eludiendo la seducción y las fechas de caducidad del hardware que han hecho de tantas obras en la historia del arte y la tecnología simples intentos formales incapaces de sobrevivir al paso del tiempo”.

Un capítulo muy interesante es el que estudia teatralidad y performatividad. Para Alonso la teatralidad es una de las características más relevantes del arte contemporáneo. Por ello es que siguiendo esta línea se hayan desarrollado la performance y las diferentes variantes del arte de acción como así también las propuestas participativas, relacionales e innteractivas. Con esta propuesta también relaciona algunas formas del video arte, una producción que surge junto a la teatralidad y la performatividad y se enrola en esa corriente.

Siguiendo esa línea, el video arte es presentado como un hecho artístico que busca con frecuencia romper la barrera de la pantalla y plantear el espacio electrónico como una continuidad del entorno del espectador. El arte contemporáneo, dice Alonso, tiene una predilección especial por las situaciones performáticas y el video arte se enrola en este hecho. De ahí que el videoarte actual se presente como un espectáculo en el que el público es convocado, “seducido e interpelado por él”.

Varios capítulos están dedicados  a la fotografía y el video, a la foto performance y al video performance. También estudia como documentación, registro de la performance, el registro como huella del acto artístico original.

Se dedica, asimismo, a analizar la hibridez de los nuevos medios con la eliminación de las barreras formales, la multimedia como expresión más justa para definir el arte tecnológico contemporáneo.

Por último trabaja el arte tecnológico y su exhibición, es decir, se introduce en la curaduría, un campo que conoce muy bien por transitarlo con tanta asiduidad.

Cada capítulo presenta una completa bibliografía.