número 21 | junio 2023
Reseñas
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Cuerpo: escena, voz y plástica. Horacio Banega (editor). Bogotá, Editorial Aula de Humanidades, 2022, 288 pág. ISBN 978-958-5196-82-7

Por Julia Elena Sagaseta (UNA)

 

Para quienes nos dedicamos al estudio de la performance la aparición en español de un libro que trate el tema es una fiesta. Hay poca bibliografía en nuestro idioma y menos aún una que recorra tantas artes como ocurre en este texto. Es además un diálogo entre la performance artística y la filosofía (en particular la fenomenología), una perspectiva de análisis altamente productiva. El editor, Horacio Banega, es un filósofo reconocido y además un performer en el área del teatro, varios de los autores de los artículos también tienen esa doble pertenencia en relación con distintas artes.

El libro se compone a partir de los trabajos presentados en el Primer Coloquio de Filosofía y Performance organizado por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe; a ellos se agregan otros solicitados para esta publicación. Es interesante comprobar cómo el intercambio de saberes que plantea el congreso contamina también la edición que amplía el enfoque regional al latinoamericano ya que se edita en el ámbito académico de Colombia.

El texto se divide en cuatro partes cada una de las cuales toma diferentes áreas artísticas: cine y teatro la primera, artes plásticas la segunda, música y canto la tercera, danza la última. Aunque la fenomenología no está explicitada en el título del coloquio es la óptica que eligen casi todos los participantes ya que la consideran la más adecuada por sus propuestas para conectarla con las actividades artísticas. Husserl es el autor más tratado pero todo esto no impide que haya otros vínculos.  Así la primera parte se cierra con un trabajo que hace un análisis de la obra de arte (sin especificar en detalle el área) tomando textos de Luckács en diálogo con Husserl. En la tercera parte, dedicada a la música, un artículo analiza la ontología y performance de la obra de arte musical y se basa en principios de Ingarden. Y en la cuarta parte, los estudios de danza, uno de ellos analiza esta forma artística desde la óptica de Wittgenstein.

Son muy interesantes para el estudio de la performance los dos artículos sobre cine. En el primero se plantea la performatividad de la imagen por sobre el concepto mimético. Para el autor la imagen cinematográfica es un evento “que ocurre cada vez que nos comprometemos corporalmente en la experiencia de ver/sentir una película”. Diferencia esta apreciación a la de verla fija como archivo. Tanto este artículo como el siguiente de cine dan una gran importancia a un espectador activo que recibe imágenes con todo su cuerpo y reacciona ante ese impacto. Si en el primero es el encuentro de la imagen que se hace performática con el espectador, en el segundo es la performance del espectador. El cuerpo hace esa performance con todas sus actitudes que las ve como cinemáticas (reacción a los estímulos de la imagen) y cinematográficas (respuesta a lo que dice o muestra la película).

El siguiente artículo de la primera parte está dedicado al teatro y lo escribió Banega que analiza una situación sucedida en su rol de performer. Participando de una obra en un momento en que queda solo en escena olvida un breve párrafo e improvisa. Eso le trae un conflicto interno que no es percibido por los espectadores. Lo estudia desde la descripción fenomenológica y comprueba que en la situación experimentada hay varias posiciones: una de observador que comprueba que el texto no está correctamente pronunciado, otra de actor/performer que ejecuta la escena y otra de creador que improvisa el texto ya no idéntico al que tenía que decir. Aquí hace una distinción muy útil en los estudios de performance y teatro: el actor es el fiel al texto, el performer (que es como se reconoce) tiene margen de improvisación.

Los dos trabajos sobre arte visual como performance están realizados por investigadores y performers con una profunda inserción en su labor artística que forma parte de su exposición. En el primero se hace una revisión de algunos artistas de la post vanguardia, en particular de Joseph Beuys y el Arte povera para pasar a una detallada descripción de una obra propia que tiene que ver con la ecología y el tratamiento del medio ambiente. En el segundo artículo se pone el acento en el tratamiento de la pintura como performance.  A partir del trabajo de Jackson Pollock, del grupo Gutai y otros artistas se distingue pintar como acción performática a diferencia de la pintura para ser observada, como huella del hecho performático.  

Los artículos sobre música toman distintos aspectos de la relación cuerpo, performance y acercamientos al mundo musical. En el primero se detiene en la vocalidad y la inclusión corporal completa, así como la expresión de lo que llama la voz dramatúrgica tanto en el teatro como en la ópera en la que incluye su propia experiencia como cantante. En el segundo artículo y siguiendo principios de Husserl estudia el cuerpo propio y el cuerpo extraño que es el instrumento. El primero en el aquí y el ahora produce la performance musical y también la experiencia del tiempo.

Los estudios sobre danza acercan la danza y el ritual. Uno de ellos describe y analiza un ritual de la isla de Bali en el que la danza ocupa un lugar fundamental para el desarrollo de este. En el otro se establece la relación danza y música o (o la carencia de ésta) a partir de conceptos que incorpora al tema “musidanzalidad” y “musidanzavivida” basándose en Merleau-Ponty. 

Como dijimos al comienzo es un libro muy interesante que nos va a ampliar nuestra relación con la performance.