número 24 I abril 2025
Reseñas
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El Tiempo después. Obras, escritos y archivos. Beatriz Catani. Buenos Aires, Editorial INTeatro, 2024, 523 páginas, ISBN 978-987-3811-87-6

Julia Elena Sagaseta (UBA)

 

En una época en que contamos con pocos libros nuevos dedicados al estudio del teatro, ha sido una gran alegría que Beatriz Catani, una importante dramaturga y directora platense, me haya entregado un ejemplar de El tiempo después sobre su teatro y la investigación que ha realizado acerca de este. El texto fue editado por el Instituto Nacional del Teatro, lo que acrecienta su difusión. El libro tiene dos prólogos a cual más interesante: uno de la autora, otro de Alejandro Tantanian. Con ambos el lector tiene una perspectiva amplia de las propuestas de la obra escénica de Catani y de lo que busca con esta escritura. A ello se agrega el completo epílogo y la contratapa de Óscar Cornago que cierra, con mucho conocimiento, la publicación.

El teatro de Catani se propone una permanente experimentación y eso lo lleva a la escritura (una parte del hecho teatral para ella, no la única definición de teatro), la actuación, la puesta en escena con sus distintos lenguajes, la recepción. El espectador tiene un lugar activo en su propuesta. Y en esa experimentación también está el análisis y la investigación. ¿Cómo hablamos de una obra que se puso en un tiempo pasado? ¿Cómo la reconstruimos? El texto nos da solo un aspecto, pero ¿cómo la vemos en “el tiempo después”? Esto es lo que se propone con la investigación que realiza en la Universidad Nacional de La Plata y de la que este libro da un testimonio.

Los distintos capítulos dan cuenta de muchas de las obras de Catani estrenadas en distintos lugares del país y del exterior. Citamos en primer lugar en La Plata, en el  histórico teatro Princesa –el sitio que otra figura importante del teatro y el cine platense y muy cercana a Catani, Quico García, había revalorado– donde presentó varios de sus espectáculos, en la misma ciudad en la sala TACEC del teatro Argentino; en Buenos Aires, en el teatro Cervantes, en el Centro Cultural Ricardo Rojas, en el Centro Recoleta, en el FIBA; en Brasil (Porto Alegre em Cena, Río de Janeiro), en Alemania (Bonn, Colonia, Dusseldorf, Munich), en Madrid, Lisboa, Montreal, Bruselas. El tránsito es muy amplio; todos estos recorridos han dado a Catani mucho y merecido reconocimiento.

Si nos detenemos en las obras que se toman en este volumen, la gran cantidad que ha producido en los veinte años que van de Cuerpos A banderados (1998), estrenado en el Princesa, a Cosas como si nunca (2018), estrenado en el teatro Cervantes de Buenos Aires, y hay que agregar el último, Un extranjero (2024), que no llega a estudiar el texto, es absolutamente sorprendente la búsqueda y experimentación constante con que ha trabajado su obra. El último capítulo trata el “Proyecto Atlas (de) las obras perdidas”, la investigación en Arte en la Universidad de La Plata. Allí podemos ver la rigurosidad con que trata el material que estudia, de qué manera puede accederse a una obra de la que quedan solo restos, cómo reconstruir con testimonios, material gráfico, elementos evanescentes, porque cada puesta ha sido distinta, las actuaciones (a las que da un gran valor) producen cambios, ha modificado muchas veces texto y dirección.

La mayoría de los espectáculos se hacen con textos que ha escrito expresamente Beatriz Catani. Pero para algunas ha tomado grandes obras de la literatura universal que ella ha trabajado dramáticamente, como lo que hizo con La Divina Comedia para Infierno y Paraiso o el acercamiento a Shakespeare a partir de Antonio y Cleopatra que se convirtió en Si es amor de verdad en el trabajo conjunto de ella y Quico García. O las búsquedas a través de la narrativa de Dostoievski, en Perspectiva Siberia. O bien otras obras con distintos dramaturgos y directores, como Todo crinado, junto a Luis Cano, y Los 8 de julio y Los muertos, con Mariano Pensotti.  

Catani es egresada de la carrera de Historia de la Universidad de La Plata y ese análisis lo ha volcado en varios trabajos. Así lo hace sobre nuestro país en sus dos últimas obras –Cosas como si nunca (2018) y Un extranjero (2024)–, en esta última deconstruyendo el Museo de Ciencias Naturales de La Plata y la cuestionable labor que se realizó con los restos de pueblos originarios. Pero también se apoya en el presente y lo analiza en su teatro. Se lo ha caracterizado como realista, pero yo no creo que adhiera a esa estética. Lo suyo es más bien lo real, lo presente en escena, sobre lo que ella, como directora, experimenta y hace partícipe al espectador.

Parte del libro es la tesis de doctorado de Catani en la Universidad de La Plata con la dirección de Oscar Cornago. Y si es una académica seria y profunda, también es una artista con toda la creatividad que el teatro exige cuando se hace con rigor e imaginación. La cantidad de premios recibidos en el país y el exterior lo demuestran. Ha colocado a su ciudad en un lugar merecido y ella, y el libro lo señala, forma parte de lo mejor de nuestra escena y de nuestra literatura dramática.