número 24 I abril 2025
Críticas
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Ambiente y medio, de Lucas Lagré

Liliana B. López (UNA)

 

Dramaturgia: Lucas Lagré

Actúa: Julieta Koop

Vestuario: Micaela Sleigh

Escenografía: Micaela Sleigh

Diseño sonoro: Pablo Damián Bursztyn

Diseño de iluminación: Agnese Lozupone

Fotografía: Ale Ojeda

Asistencia de dirección: Nano Zalazar

Producción ejecutiva: Carola Parra

Producción general: El Desvío

Dirección: Lucas Lagré

 

Ambiente y medio es un unipersonal, aunque por medio de la ilusión teatral y el desempeño actoral de Julieta Koop, no lo parece. Interpela a los espectadores y a destinatarios no presentes escénicamente pero cuyo poder discursivo se hace sentir. Emilia abre diálogos con sus amigas, con potenciales clientes, en las redes sociales y muy especialmente, con el padre. Y en ese vínculo, Emilia recupera a la figura trágica de Electra en su relación enfermiza con su progenitor.

A diferencia de Agamenón, aquí éste vive y es un desarrollador inmobiliario. El tema del hábitat está presente de manera ingeniosa desde el título, que nos puede remitir al disfraz del monoambiente con un plus o, si lo damos vuelta, al medio ambiente. Y este tópico abarca una problemática muchas veces negada por los discursos oficiales y por los intereses económicos, que nos afecta más tarde o más temprano. Emilia cree ciegamente en la palabra del padre, ahora convenientemente inhallable.

Si, como afirma el psicoanálisis, la palabra del padre es la Ley, ¿qué drama se desencadena cuando surge la catástrofe? Emilia transita numerosos estados exponiendo su drama público y privado, de cara a los espectadores que asistimos a su debacle. Lo que le muestra el teléfono en sus redes sociales es cambiante, como suele suceder. De la adhesión a la cancelación hay un breve escalón, con el que Emilia tropieza y asistimos a ese desmoronamiento. Al borde del personaje del grotesco criollo, un género de extensa historia en nuestra escena, el autoengaño y la no comprensión de la realidad produce una tensión entre la risa y el llanto, hasta la caída de la máscara a la vista de los demás.

Humor con sentido, inteligente y sutil desde la concepción textual, se potencia en la escena mediante una dirección impecable y un trabajo actoral que recorre múltiples y desafiantes zonas de posibilidades escénicas.